La Guerra Fría fue un momento de mucha locura con la carrera espacial en un frente y la guerra armamentista en el otro, Los EEUU buscaba desesperadamente una manera de llevar la ventaja sobre los soviéticos y esa ventaja se limitaba a la creatividad de ellos, y vaya que fueron muy creativos en esa época. Al comienzo de los 60s poco antes de la misión lunar, EEUU comenzó a pensar en el espacio acerca del desarrollo de un sistema de comunicación de emergencias mientras al mismo tiempo las líneas marítimas de comunicaciones ya existían para permitir la utilización del teléfono y del telegrama pero eran vulnerables a los desastres naturales. Durante esta crisis ciertos cientificos de MIT comenzaron a pensar en una idea un poco ambigua y poco ortodoxa, que era colocar una anillo de cable de cobre de miles de millas de longitud alrededor de la tierra que sirviese de antena y lo llamaron el Pryecto West Ford. Esta era una misión fallida desde el principio, en 1961 la NASA envío la primera sonda pero falló al desplegar el material y el cobre se rompió dejando pedazos de 2 centímetros y una sonda flotando inerte en el espacio. Dos años después se desplegaron sondas en ambos polos de la tierra y la antena comenzaba a funcionar, pero hubo un problema, el cobre comenzó a ser atraido a la tierra por la gravedad y los pedazos comenzaron a caer, lo cual nos dejó con basura por toda la órbita y nada de antena. Pero no todo estaba perdido pues de este fracaso nace la idea de los satélites espaciales que se comenzaron a desarrollar y a poner en órbita para las comunicaciones y eliminaron la necesidad de los cables, (tendencia mundial todavía en marcha de hacerlo todo inalámbrico), luego los EEUU colocaron al primer hombre en la luna y su falla de transformar la Tierra en Saturno fue olvidada.
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